- Migraña y salud mental
- La relación entre migraña, ansiedad y depresión
- Principales características de la migraña, la ansiedad y la depresión
- Factores que contribuyen a la comorbilidad de la migraña y las enfermedades mentales
- Tratamiento de la migraña y la ansiedad y depresión concomitantes
- Retos de vivir con migraña, ansiedad y depresión
- Mirando hacia el futuro: Cómo afrontar la migraña, la ansiedad y la depresión
- Conclusión
- Preguntas frecuentes
- Additional Resources
"Mente sobre materia": sencillo, pero no fácil.
Para las personas que padecen migraña y sus comorbilidades psicológicas, hacer frente a los síntomas físicos y mentales puede ser todo un reto. A pesar de esta experiencia variable, un enfoque de "mente contra cuerpo" es una falsa dicotomía. En realidad, la migraña y las enfermedades mentales se alimentan de corrientes subyacentes que tienen una composición biológica similar. Esta interdependencia resultante hace que la migraña y la enfermedad mental sean compañeras de viaje y afecciones comórbidas.
Migraña y salud mental
El dolor, el aislamiento y la frustración de vivir con migraña es una carga que soportan mil millones de personas en todo el mundo.1 Cuando esta carga se ve afectada por una enfermedad mental, aumenta la discapacidad, lo que hace que muchos padezcan enfermedades mentales entrelazadas con la migraña y, posteriormente, que la migraña se limite a estados mentales inadaptados.
La migraña y los trastornos psiquiátricos se producen de forma silenciosa, invisible y a menudo estigmatizada, por lo que están infradiagnosticados, infratratados e incomprendidos.2
Enfermedades mentales comórbidas con la migraña
Aunque la migraña es de naturaleza neurobiológica, los trastornos psicológicos pueden aparecer junto con la migraña debido a componentes genéticos y ambientales compartidos. Este solapamiento en el origen, así como en la presentación, explica la aparición de varias enfermedades mentales comórbidas con la migraña, es decir, que se presentan simultáneamente en una proporción superior a la casual.3
Trastornos del estado de ánimo
Trastorno depresivo mayor
Trastorno depresivo mayor (TDM) es el término médico para lo que suele denominarse depresión. Al igual que la migraña, la depresión es una de las principales causas de discapacidad global. La depresión grave puede incapacitar al igual que la migraña, y las personas con migraña tienen cinco veces más probabilidades de desarrollar depresión que las que no la padecen.3
Las personas con MDD experimentan sentimientos persistentes de tristeza y pérdida de interés. Junto con síntomas somáticos, como cambios en el apetito, el sueño y la energía, la depresión interfiere en la vida cotidiana y produce sentimientos generales de infelicidad o de no querer vivir.4
Aunque "cefaleas depresivas" puede utilizarse como descriptor de la experiencia, no es el término utilizado médicamente. No obstante, la migraña y el MDD pueden presentarse de forma similar, ya que ambos pueden deteriorar la función cognitiva y física.
Trastorno bipolar
Al igual que la migraña, el trastorno bipolar se sitúa en un espectro, y las personas que lo padecen experimentan una serie de síntomas, tanto de tipo como de gravedad.
Aunque la intensidad de los síntomas varía, el trastorno bipolar provoca cambios en el estado de ánimo, la energía y la capacidad de funcionamiento. Los episodios de manía o hipomanía implican estados de ánimo elevados, expansivos o irritables, mientras que los episodios depresivos se caracterizan por tristeza, desesperanza o indiferencia.
El camino hacia el diagnóstico de trastorno bipolar puede durar años, como el que afrontan muchas personas con migraña. Además, un tercio de las personas con trastorno bipolar también padecen migraña, lo que convierte al trastorno bipolar en otra comorbilidad de la migraña.5
Trastornos de ansiedad
Trastorno de ansiedad generalizada
El síntoma característico del trastorno de ansiedad generalizada (TAG) -ansiedad y preocupación excesivas, incontrolables y persistentes- no es desconocido para quienes son propensos a sufrir frecuentes crisis de migraña. El TAG tiene una prevalencia cinco veces mayor en la comunidad migrañosa. La cronicidad de la migraña y el TAG afecta a la participación del individuo en el trabajo, la escuela y la vida social. Estos impactos perpetúan un ciclo de miedo y ansiedad.
El hecho de volverse cada vez más sensible a las propias señales fisiológicas también vincula ambos trastornos, y es comprensible. Los esfuerzos para controlar estos trastornos a menudo dejan a las personas con migraña y TAG con una mayor conciencia interoceptiva, o la capacidad de notar las sensaciones corporales.5
El aumento del estrés puede agravar ambos trastornos, provocando un incremento de la preocupación, el retraimiento y la desesperanza.3 Las personas que padecen migraña y trastorno de ansiedad generalizada concomitante suelen estar tan condicionadas por los resultados negativos que la catastrofización se convierte en una respuesta aprendida que afecta a los resultados del tratamiento.7
Trastorno de pánico
Los síntomas del trastorno de pánico son paralelos a muchas de las experiencias a las que se enfrentan las personas con migraña, incluidos los ataques graves, intermitentes, impredecibles e incontrolables. Las descargas de adrenalina y ansiedad, acompañadas de una serie de síntomas mentales y físicos, marcan la aterradora experiencia de los ataques de pánico.5
Los esfuerzos por disminuir la frecuencia y el impacto de estos ataques suelen traducirse en evitación e hipervigilancia, experiencias no infrecuentes entre quienes padecen migraña. Estas similitudes contribuyen al aumento de la prevalencia del trastorno de pánico en la población migrañosa, ya que los individuos con migraña tienen entre tres y diez veces más probabilidades de desarrollarlo que los que no la padecen.3
Trastorno de estrés postraumático
Los sentimientos de miedo o angustia son respuestas naturales al trauma. Sin embargo, nueve millones de estadounidenses experimentan respuestas emocionales negativas duraderas tras la exposición a un acontecimiento traumático. Este problema prolongado se conoce como trastorno de estrés postraumático (TEPT).8
Las personas con TEPT experimentan pensamientos intrusivos y angustiosos y flashbacks y, en consecuencia, suelen adoptar conductas de evitación como forma de disminuir la frecuencia y el impacto de estos síntomas. Además, los sentimientos de autoculpabilidad y otras emociones negativas contribuyen al bajo estado de ánimo y a la indiferencia. Al igual que la migraña, los cambios en la excitación, como las dificultades cognitivas, los trastornos del sueño y la hipervigilancia, tiñen las experiencias de las personas con TEPT.8
Ideación suicida
La ideación suicida se refiere a la amplia gama de pensamientos, ideas y deseos relacionados con la muerte y el suicidio. Desde los pensamientos pasivos momentáneos hasta la planificación deliberada y las fijaciones intensas, las ideaciones suicidas varían en intensidad, duración y tipo.
Dado que la probabilidad de ideación suicida aumenta con la presencia de depresión, ansiedad o trastorno bipolar (trastornos que ya coexisten con la migraña), los pensamientos suicidas son más comunes entre la población migrañosa.5 No sólo eso, sino que los intentos de suicidio se producen dos veces y media más entre las personas con migraña que entre las que no la padecen.2,3
La relación entre migraña, ansiedad y depresión
Bidireccionalidad
Experimentar depresión o ansiedad junto con la migraña no es infrecuente: muchas personas con estos trastornos han sido testigos de cómo la disfunción neurológica se filtra en un nuevo territorio. Esto pone de manifiesto una relación bidireccional: las personas con migraña tienen más probabilidades de desarrollar depresión o ansiedad que la población general, y viceversa.3,5
La migraña, la depresión y la ansiedad se alimentan mutuamente: padecer una de ellas puede empeorar las otras. A la inversa, el tratamiento satisfactorio de una afección puede, aunque no siempre, mejorar los síntomas de las otras.
Funcionan en tándem, para bien o para mal, y de este modo suelen viajar juntos. Sin embargo, lo más frecuente es que este binomio comience con la migraña, y que el añadido de la depresión o la ansiedad surja más tarde.5
¿Sabías que...?
Las personas con depresión tienen tres veces más probabilidades de desarrollar migraña que las que no la padecen.3
Factores de riesgo para desarrollar comorbilidades de enfermedad mental
Aunque la migraña y las enfermedades mentales coexisten por separado, hay varios factores que aumentan el riesgo de desarrollar trastornos mentales junto con la migraña.
Estrés
Vivir con migraña es estresante. Según el Estudio sobre Migraña Crónica y Resultados Epidemiológicos (CaMEO), las personas que viven con migraña experimentan notables cantidades de estrés y culpa.7 El aumento de la angustia psicológica, como la preocupación, el miedo o la desesperanza, no sólo desencadena ataques de migraña, sino también el desarrollo de ansiedad comórbida y trastornos del estado de ánimo.3
Este vínculo está mediado por la activación del sistema nervioso simpático, responsable de la "respuesta de huida o huida". Los cambios en este circuito neuronal crean desequilibrios fisiológicos que pueden manifestarse como ansiedad o depresión. La cognición, la toma de decisiones y el estado de ánimo se indican en patrones inadaptados, perpetuando un círculo vicioso en el que la migraña y la enfermedad mental se relacionan y entrelazan.7
Historial de abusos o negligencias
Las consecuencias a largo plazo de los malos tratos o el abandono provocan una desregulación de la respuesta del organismo al estrés, aumentando los niveles de hormonas del estrés y la inflamación.
Además de los cambios en la reactividad al estrés, los impactos emocionales de los traumas infantiles contribuyen a crear estados emocionales negativos. En consecuencia, las personas con antecedentes de malos tratos o abandono corren un mayor riesgo de padecer migraña y enfermedades mentales.10
Abuso emocional
Aunque todas las formas de abuso o negligencia pueden contribuir al desarrollo de la enfermedad, el abuso emocional en particular está asociado con la migraña. Las personas que han sufrido abuso emocional en la infancia también experimentan impactos más significativos de los factores de estrés típicos de la edad adulta.10
Aumento de la frecuencia del dolor de cabeza
A medida que aumenta la frecuencia de los ataques de migraña, también lo hace el riesgo de desarrollar ansiedad y trastornos del estado de ánimo.3,5
Las personas con cefalea crónica diaria tienen siete veces más probabilidades de desarrollar depresión, mientras que las que sufren uno o menos ataques a la semana sólo tienen el doble deprobabilidades10.
Se cree que esta correlación es doble:
- Experimentar más dolor y discapacidad, de naturaleza impredecible, puede provocar una mayor angustia psicológica y aislamiento social y, por tanto, un mayor riesgo de desarrollar enfermedades mentales.3,5
- El aumento de los ataques de migraña puede causar sensibilización central, o hipersensibilidad del sistema nervioso central a los estímulos. Estas redes neuronales sensibilizadas pueden causar más angustia, tanto física como emocional, aumentando así el riesgo de desarrollar una enfermedad mental.11
Además, al igual que ocurre con la frecuencia, el aumento de la intensidad del dolor de cabeza explica el incremento de la ideación suicida en la población migrañosa.5
Migraña con aura
La migraña con aura se ha relacionado tanto con la depresión como con el trastorno de pánico, y quienes padecen aura tienen tres veces más probabilidades de desarrollar trastorno bipolar que la población general.11 Además, se ha demostrado que la migraña con aura está asociada a intentos de suicidio.12
Dormir mal
Las personas con migraña declaran tener más problemas de sueño que las que no padecen migraña.13 Aunque las alteraciones del sueño son sintomáticas de muchas enfermedades mentales, también pueden ser un factor de riesgo, ya que una mala calidad del sueño puede provocar fatiga, tanto física como mental. La irritabilidad y el agotamiento afectan negativamente a la regulación emocional, provocando cambios de humor y otras manifestaciones fisiológicas como las que se observan en la ansiedad y la depresión.2,4
Resumen
La relación bidireccional entre migraña y enfermedad mental
La migraña es comórbida con diversos trastornos mentales, como el trastorno depresivo mayor, el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de pánico, el trastorno del espectro bipolar, el trastorno de estrés postraumático y la ideación suicida.
Estos trastornos coexisten con la migraña en una proporción superior a la probabilidad y tienen una relación bidireccional con la migraña. Por ejemplo, las personas con migraña tienen más probabilidades de sufrir depresión o ansiedad que las que no la padecen, y viceversa.
En las personas con migraña, ciertos factores de riesgo aumentan la probabilidad de desarrollar una enfermedad mental. Entre ellos figuran la migraña con aura, el aumento del estrés y de la frecuencia de los dolores de cabeza, dormir mal y los antecedentes de malos tratos o abandono, en particular el maltrato emocional.
Principales características de la migraña, la ansiedad y la depresión
Disregulación/ desequilibrio neurológico
Aunque una respuesta al estrés bien afinada tiene ventajas evolutivas, la activación repetida del sistema nervioso simpático puede causar desregulación y somatización. La somatización se refiere a la expresión física de los síntomas derivados de la angustia emocional. Dado que el cuerpo no puede distinguir los peligros externos de las preocupaciones internas, esta respuesta al estrés puede dispararse con frecuencia en presencia de migraña y enfermedad mental, donde la tensión interna y las emociones incómodas pueden dispararse.
Reactividad al estrés
El eje hipotalámico-hipofisario-suprarrenal (HPA) regula la respuesta del organismo al estrés mediante intrincados circuitos de retroalimentación entre el hipotálamo, la hipófisis y la glándula suprarrenal. Esta red neuroendocrina modula varios procesos relacionados con el sistema inmunitario, el sistema nervioso y el metabolismo, en un esfuerzo por recuperar la estabilidad y mantener la homeostasis o equilibrio interno.
Los factores estresantes de cualquier naturaleza -emocionales, físicos o mentales- activan el eje HPA y desencadenan una cascada de acontecimientos que dan lugar a la liberación de varias hormonas, entre ellas el cortisol, una hormona del estrés.
Cuando los esfuerzos por mantener la homeostasis a través del eje HPA provocan una sobrecarga alostática, o las consecuencias negativas asociadas a la activación constante del sistema nervioso simpático, el sistema nervioso se vuelve hiperexcitable y se excita con facilidad. Las respuestas anormales y exacerbadas a los factores estresantes, como el dolor y las emociones incómodas, desregulan aún más los circuitos neuronales y aumentan la reactividad al estrés.15
Patrones de comportamiento
Vivir con migraña, ansiedad o depresión puede reestructurar de forma perjudicial la cognición y desajustar el comportamiento. Estos efectos interfieren en el desarrollo de estrategias de afrontamiento saludables y de un diálogo positivo con uno mismo.
Aunque disfuncionales y poco útiles, estas pautas de comportamiento pueden considerarse reacciones comprensibles ante circunstancias insostenibles. El dolor insoportable, el debilitamiento y los estados de ánimo y emociones incómodos, como los que se observan en la migraña y las enfermedades mentales, ponen a prueba los mecanismos de afrontamiento y la capacidad de adaptación.
Autoconversación negativa: Catastrofismo
Acostumbrarse a los resultados negativos cuando se vive con enfermedades crónicas suele dejar a las personas con migraña o enfermedad mental preparadas para el peor de los escenarios.
La catastrofización se refiere a la bola de nieve de pensamientos que convierte las condiciones actuales en consecuencias desastrosas. Este proceso de pensamiento reduce la autoeficacia y la creencia de que las personas tienen control sobre su enfermedad. Como resultado, el miedo y el aumento del estrés frustran el éxito del tratamiento.
La catastrofización, común entre las personas con migraña, ansiedad, depresión, TEPT y trastorno de pánico, alimenta sentimientos de desesperanza, impotencia y preocupación. La rumiación y una mayor preocupación por las emociones o sensaciones incómodas acentúan los síntomas de la migraña, la ansiedad y la depresión. Además, la catastrofización frecuente puede impulsar la progresión de la migraña episódica a crónica.3,7
Ansiedad anticipatoria e hipervigilancia
Habitar un cuerpo que experimenta ataques de migraña incontrolados, impredecibles y dolorosos es inherentemente estresante. Esto es cierto para cualquier dolor crónico o discapacidad con ataques variables y agudos. La incertidumbre sobre el futuro puede llevar a las personas con migraña y enfermedades mentales a sentirse "al límite", y es comprensible.
Adaptarse a esta naturaleza errática puede dar lugar a un marcado nivel de hipervigilancia, y la preocupación por el próximo ataque de migraña o la incapacidad de estar plenamente presente y comprometido puede conducir a la ansiedad anticipatoria.5,6 Vivir constantemente "en guardia" puede hacer que las personas con migraña y enfermedad mental se sientan estresadas y agotadas.
Aunque comprensibles, estos procesos de pensamiento sellan el futuro como algo fijo. Los intentos de controlar lo incontrolable pueden estrechar la perspectiva, perjudicar el funcionamiento y reducir la esperanza.
Sensibilidad a la ansiedad
Debido a los efectos de la ansiedad y la hipervigilancia, las personas con migraña y enfermedades mentales pueden volverse cada vez más sensibles a sus propias señales fisiológicas.5
Desarrollar sensibilidad a la ansiedad, o el miedo a las sensaciones corporales asociadas con la ansiedad o la migraña, puede aumentar la respuesta de estrés y la gravedad del ataque. También puede disminuir la respuesta deseada a la medicación.5
Indefensión aprendida
Los sentimientos de frustración y agotamiento pueden mermar la creencia de que tenemos poder sobre la enfermedad. Las experiencias estresantes repetidas pueden hacer que las personas con migraña o enfermedad mental se sientan atrapadas e incapaces de cumplir con sus obligaciones personales o profesionales a pesar de sus mejores esfuerzos. Con el tiempo, a medida que el funcionamiento disminuye, el ánimo de la persona puede seguirle.
La indefensión aprendida, es decir, la creencia condicionada de que las situaciones estresantes no se pueden cambiar a pesar de tener la oportunidad de hacerlo, está directamente relacionada con la migraña, la depresión y la ansiedad. Creerse incapaz de influir en el cambio disminuye la motivación, la tolerancia a la frustración y la autoestima. Sin creer en uno mismo, la intervención y el tratamiento útiles pueden permanecer distantes e inutilizados.6
Resumen
¿Cuáles son las similitudes entre migraña, ansiedad y depresión?
Las características clave de la migraña y la enfermedad mental, el aumento de la reactividad al estrés y los patrones cognitivo-conductuales, tienen su origen en una disfunción neurológica. Esta disfunción aparece fisiológicamente a través de la hiperactividad del eje HPA, así como conductualmente a través de patrones psicológicos autodestructivos.
Ejemplos de estos patrones son la catastrofización y la ansiedad anticipatoria, en las que las personas prevén resultados negativos. Además, los sentimientos de hipervigilancia junto con una mayor capacidad para percibir las sensaciones corporales, o sensibilidad a la ansiedad, son comunes entre las personas con migraña, ansiedad y depresión. Con el tiempo, los sentimientos de desánimo y decepción pueden contribuir potencialmente a la indefensión aprendida, o la creencia de que las personas son incapaces de lograr un cambio positivo a pesar de tener oportunidades para hacerlo.
Factores que contribuyen a la comorbilidad de la migraña y las enfermedades mentales
Componentes biológicos
Al igual que la migraña, las raíces de las enfermedades mentales no pueden atribuirse claramente a una causa única. No obstante, estas afecciones comparten desequilibrios químicos, influencias hormonales y susceptibilidades genéticas.3,16
Disregulación de neurotransmisores
Los neurotransmisores son sustancias químicas que el sistema nervioso utiliza para transmitir mensajes entre las células nerviosas y las células diana. Desempeñan un papel importante en una serie de funciones y comportamientos cotidianos.2,3
Se cree que la serotonina, la dopamina y la noradrenalina (norepinefrina) intervienen en el estado de ánimo, la tolerancia al dolor, la motivación y la concentración. Además, el glutamato y el GABA funcionan como complementos actuando como agentes excitadores e inhibidores del sistema nervioso.19
Influencias hormonales
Al igual que los neurotransmisores, las hormonas son mensajeros químicos que afectan a distintos procesos corporales como el metabolismo, la función sexual, la reproducción y el estado de ánimo.
Existe una estrecha relación entre las hormonas femeninas y la migraña: las fluctuaciones de ciertas hormonas pueden provocar picos de crisis migrañosas, así como ansiedad, cambios de humor, fatiga e irritabilidad, como se observa en el trastorno disfórico premenstrual.18,33
La relación hormonal puede explicar la mayor prevalencia de migraña y depresión en las personas con vagina en comparación con las que tienen pene.17
Asociaciones genéticas
Los genes que afectan a la función de algunos neurotransmisores, como la serotonina, la dopamina y el GABA, pueden estar implicados en la migraña, la ansiedad y la depresión.
Este solapamiento en el origen predispone a las personas con trastorno de cefalea a padecer enfermedades mentales y viceversa.11,16
Factores de estrés ambiental e impacto
El estrés es un estado normal del ser humano. Sin embargo, las respuestas emocionales, físicas o mentales negativas y prolongadas a factores estresantes, o a cambios en el entorno, tienen ramificaciones biológicas.10
Trauma y experiencias infantiles adversas
Aproximadamente el 45% de la población adulta ha sufrido experiencias adversas en la infancia en forma de malos tratos o abandono. Estas experiencias traumáticas afectan al cerebro y al organismo en desarrollo, aumentando el riesgo de padecer enfermedades físicas y mentales.10
Cambios funcionales
Disregulación del eje HPA
La activación crónica del sistema nervioso simpático provoca una interrupción y desregulación del eje HPA, el sistema de respuesta al estrés del organismo.10
Vivir en modo supervivencia no sólo frustra la capacidad de prosperar, sino que sobrecarga el organismo con sustancias químicas denominadas glucocorticoides, que afectan a la comunicación y la conectividad neuronales. Esto puede provocar un sinfín de síntomas físicos y mentales.7,10
Inflamación
Mientras que los niveles óptimos de glucocorticoides tienen efectos antiinflamatorios, los niveles excesivos de estas hormonas, que se producen debido a la hiperactividad HPA, pueden aumentar la inflamación. Este mecanismo desadaptativo da lugar a niveles más elevados de biomarcadores inflamatorios, como la proteína C reactiva. Se han encontrado niveles elevados de proteína C reactiva en individuos con antecedentes de abuso.10
Cambios estructurales
El aumento de los niveles de glucocorticoides en las personas que sufrieron mucho estrés durante la infancia puede provocar la contracción de las dendritas, o ramas comunicativas de las neuronas, y su correspondiente estructura cerebral.
Los cambios volumétricos del sistema límbico, incluidos el hipocampo y la amígdala, que intervienen en la memoria y el miedo, se asocian a traumatismos y estrés infantil elevado.10
Cambios epigenéticos
La epigenética se refiere a la relación entre el medio ambiente, el comportamiento y los genes.
La exposición a traumatismos o ACE afecta al epigenoma, que son compuestos químicos que rigen el funcionamiento de un gen concreto. Con los cambios epigenéticos, la secuencia del ADN permanece inalterada, pero la expresión genética sufre modificaciones, lo que da lugar a una regulación al alza o a la baja de determinados genes.10
¿Sabías que...?
Debido a los profundos efectos del estrés en los primeros años de vida, los traumas y las ACE pueden afectar a múltiples genes y, por tanto, a múltiples sistemas. Además, como los cambios epigenéticos son hereditarios, los traumas no resueltos pueden transmitirse de generación en generación. Estos efectos devastadores de las ACE arrojan luz sobre la realidad del trauma generacional.10
Resumen
¿Cuáles son las causas de la comorbilidad de la migraña y las enfermedades mentales?
Aunque no existe una causa única para la comorbilidad de migraña y enfermedad mental, diversos factores biológicos y ambientales contribuyen a su concurrencia.
Las asociaciones genéticas superpuestas, los desequilibrios químicos y las influencias hormonales pueden propiciar disfunciones neurológicas, creando así condiciones propicias para la comorbilidad. Además, los factores ambientales, como los traumas y las experiencias infantiles adversas, pueden provocar cambios funcionales, estructurales y epigenéticos que contribuyen a la aparición de migrañas y enfermedades mentales.
Estas fuerzas internas y externas impulsan la génesis y la progresión de la migraña, la ansiedad y la depresión al afectar a la reactividad al estrés y a las respuestas inflamatorias.
Tratamiento de la migraña y la ansiedad y depresión concomitantes
Intervención farmacológica
Los medicamentos más eficaces para tratar preventivamente tanto la depresión como la migraña son los antidepresivos.
Antidepresivos
Los antidepresivos actúan afectando a determinados neurotransmisores que intervienen en el estado de ánimo y el dolor, como la serotonina, la dopamina y la noradrenalina.3,18,19
Existen varias clases de antidepresivos que pueden tenerse en cuenta:
- Antidepresivos tricíclicos, como amitriptilina (Elavil) y nortriptilina (Pamelor)
- IRSN (inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina), como venlafaxina (Effexor) y duloxetina (Cymbalta).
- ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina), como la fluoxetina (Prozac)
Cuando se utilizan adecuadamente, los antidepresivos pueden ser un tratamiento eficaz. La eficacia varía en función del paciente y de la tolerancia a los efectos secundarios.
Intervención no farmacológica
"...si no tratas a la persona en su totalidad, a menudo no conseguirás tratar cada aspecto de la persona "2.
Debido al aumento del estrés presente en la disfunción neurológica, realinear la respuesta del organismo al estrés es una piedra angular del tratamiento de la migraña y las enfermedades mentales.
Afortunadamente, esto puede conseguirse de varias maneras, y la integración de múltiples terapias y técnicas conductuales puede disminuir el estrés y recalibrar nuestra respuesta emocional.
Psicoterapia
La psicoterapia con un profesional de la salud mental capacitado ofrece un espacio seguro para procesar y abordar los retos de vivir con migraña y depresión o ansiedad comórbidas. Aunque existen numerosas modalidades terapéuticas, hay dos que han demostrado su eficacia en la migraña y los problemas de salud mental:
- La terapia cognitivo-conductual (TCC) aborda la relación entre emociones, pensamientos y conductas. La TCC se centra en lo que se puede controlar y ajustar, que es nuestra reacción y respuesta a los aspectos impredecibles e incontrolables de la migraña y la enfermedad mental.3,7,20
- La terapia de aceptación y compromiso (ACT) ayuda a las personas a aceptar las emociones incómodas mientras se mantienen presentes y sin juzgar. Al desarrollar enfoques más productivos para afrontar el estrés, las personas pueden comprometerse a actuar de un modo más acorde con sus valores y objetivos.4,21
Biorretroalimentación
La biorretroalimentación es una técnica terapéutica que capacita a las personas para controlar procesos fisiológicos que suelen producirse involuntariamente, como la frecuencia cardíaca, el flujo sanguíneo y la tensión muscular. Unos sensores colocados en el cuero cabelludo, las manos y el pecho proporcionan información visual o auditiva, lo que permite a la persona ver en tiempo real cómo sus pensamientos afectan a las funciones corporales.
Al aumentar la autoconciencia y la autorregulación, la actividad del sistema nervioso simpático puede disminuir, reduciendo así la respuesta del organismo al estrés. Este proceso de relajación puede aplicarse luego a las circunstancias de la vida real que desencadenan o provocan ataques de migraña o síntomas depresivos y ansiosos.5,6,7
Entrenamiento en relajación
Aunque el estrés es inevitable, el entrenamiento en relajación puede ayudarnos a modificar nuestra forma de responder a los factores estresantes. Al ralentizar la respuesta del cuerpo al estrés, se puede conseguir calma y descanso mediante la práctica regular.16
Algunos ejemplos de terapias de relajación son
- Trabajo respiratorio: la respiración lenta, abdominal y diafragmática tiene beneficios demostrados para la migraña y los trastornos de ansiedad.
- Relajación muscular progresiva: esta técnica implica la contracción seguida de la relajación de grupos musculares. Ayuda a mejorar la conciencia y la capacidad de liberar la tensión muscular.
- Imaginería guiada: visualizando imágenes mentales útiles, las personas pueden aprender a navegar por terrenos incómodos con positividad y apertura.
Meditación
La meditación es una práctica ancestral que reorienta la atención y la consciencia al enraizar los sentidos en un pensamiento o actividad, como la respiración. A medida que la respiración se ralentiza y regula, el parloteo interno se desvanece y se puede alcanzar una sensación de claridad y calma.
Al darse cuenta de los pensamientos y dejarlos pasar, las personas pueden aprender a aquietar su mente, disminuir el estrés y regular sus emociones, todo lo cual puede afectar positivamente a la migraña y a las enfermedades mentales comórbidas.
Terapias basadas en la atención plena
"Dicen que las personas deprimidas viven en el pasado y las ansiosas se preocupan por el futuro. Así que el papel de la atención plena es estar en el presente "2.
La atención plena es una técnica que se centra en el momento presente sin prejuicios. Los enfoques basados en la atención plena fomentan la aceptación y la comprensión de una experiencia negativa, lo que permite adoptar las medidas adecuadas.
Las terapias basadas en la atención plena beneficiosas para la migraña y las enfermedades mentales comórbidas incluyen:
- Reducción del estrés basada en la atención plena (MBSR): La MBSR incluye diversos enfoques, como el yoga o la meditación, que disminuyen el estrés y aumentan la resiliencia.
- Terapia cognitiva basada en la atención plena (MBCT): Esta modalidad combina los pilares de la TCC y la MBSR y es especialmente útil para la prevención de las recaídas de la depresión.
Cambios en el estilo de vida
Para integrar las terapias conductuales y maximizar sus beneficios, debe darse prioridad a los cambios saludables en el estilo de vida.
Atender las necesidades fisiológicas
"Si no duermes bien, si no comes bien, es difícil sentirse bien "2.
El desarrollo de hábitos saludables facilita la plasticidad cerebral, es decir, la capacidad del cerebro para adaptarse y cambiar. Una alimentación nutritiva, un sueño adecuado, una hidratación abundante y un movimiento accesible pueden ayudar a promover la neuroplasticidad liberando los patrones y las respuestas al estrés presentes en las enfermedades mentales comórbidas de la migraña.3,24
Aumentar el apoyo social
"...la falta de apoyo social es intrínsecamente estresante. Necesitamos el apoyo de la gente que nos rodea "20.
Cuando a los efectos de la migraña se suman los de la depresión o la ansiedad, el apoyo social puede marchitarse y las personas pueden experimentar un mayor aislamiento y desconexión.
El apoyo social puede adoptar diversas formas. La compasión, los consejos útiles y los grupos de apoyo pueden proporcionar la tan necesaria conexión que refuerza la autoestima y amortigua el estrés, uno de los principales desencadenantes de la migraña y las enfermedades mentales.6,16
Resumen
¿Cómo se trata la migraña y la depresión y ansiedad comórbidas?
El tratamiento eficaz de la migraña y la depresión y ansiedad comórbidas implica una combinación de opciones terapéuticas farmacológicas y no farmacológicas.
Los antidepresivos y la psicoterapia suelen utilizarse simultáneamente para recalibrar el desequilibrio químico y regular el estrés. Otras modalidades, como la biorretroalimentación, la meditación, la atención plena y las terapias de relajación, ayudan a realinear las respuestas fisiológicas y emocionales al estrés, especialmente cuando se utilizan simultáneamente con cambios saludables en el estilo de vida y apoyo social.
El uso de enfoques variados, medicinales y conductuales, ofrece a las personas las mejores posibilidades de éxito en el tratamiento.
Retos de vivir con migraña, ansiedad y depresión
Conceptos erróneos y estigma
"La migraña no es culpa tuya. La migraña es una enfermedad del sistema nervioso "25.
La migraña y los trastornos mentales tienen en común algo más que una disfunción neurológica. Las ideas erróneas, los juicios y los prejuicios negativos que rodean a ambos trastornos contribuyen a la estigmatización, o etiquetado injusto y perjudicial asociado a un grupo de personas que tienen un rasgo o una enfermedad en particular.
La autoinculpación, la culpa y la vergüenza resultantes agravan las dificultades a las que ya se enfrentan las personas con migraña y enfermedades mentales. Estas dificultades conducen a un mayor aislamiento, discapacidad y angustia psicológica.1,26,27
Mayor riesgo de desarrollar otras afecciones médicas
Cuando las personas experimentan los efectos de largo alcance de la migraña junto con una enfermedad mental, su calidad de vida puede disminuir. Como resultado, el aumento del estrés y el aislamiento pueden contribuir al desarrollo de otras afecciones.28
En particular, las personas con migraña y antecedentes traumáticos tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, TEPT, ideación suicida, así como revictimización.10,29
Empeoramiento de la migraña y enfermedad mental
Las personas que han sufrido estigmatización o discriminación pueden dudar a la hora de compartir sus preocupaciones sanitarias con su médico. Los retrasos en el tratamiento pueden hacer que la migraña sea más difícil de manejar, y en el tiempo que transcurre hasta que se recibe el tratamiento, los problemas de salud mental y la migraña pueden empeorar.30
Además, las personas con migraña episódica y antecedentes de malos tratos o trastornos psiquiátricos comórbidos corren un mayor riesgo de desarrollar migraña crónica.10,16 No sólo eso, sino que el riesgo de desarrollar cefalea por sobreuso de medicación también aumenta con la presencia de depresión o ansiedad.2
Además de la cronicidad, encontrarse con el estigma puede disminuir la autoestima y provocar síntomas de depresión o ansiedad, contribuyendo a la aparición de patrones cognitivo-conductuales negativos.
Obstáculos al tratamiento
El éxito del tratamiento de la migraña y las enfermedades mentales concurrentes requiere el compromiso y la participación del paciente. La apatía, el letargo y la indecisión, como se observa a menudo en la depresión, dificultan la capacidad del paciente para incorporar nuevas habilidades y cambios saludables en su estilo de vida. En consecuencia, la recuperación y los resultados del tratamiento pueden verse obstaculizados.
Debido a los efectos silenciadores del estigma, quienes padecen migraña y problemas de salud mental pueden abstenerse de revelar los problemas a los que se enfrentan. Aunque se haga por autoprotección, la no revelación impide que las personas reciban un tratamiento oportuno y adecuado.31
Resumen
¿Cuáles son los retos de vivir con migraña, ansiedad y depresión?
Las personas que padecen migraña y trastornos comórbidos de ansiedad o del estado de ánimo corren el riesgo de sufrir una mayor discapacidad y una peor calidad de vida.
Experimentar el estigma puede provocar angustia y falta de revelación. En consecuencia, los retrasos en el tratamiento pueden agravar los síntomas de depresión y ansiedad y desencadenar la aparición de otros problemas de salud.
Las personas con antecedentes de malos tratos o trastornos psiquiátricos corren un mayor riesgo de revictimización y de desarrollar migraña crónica, así como otras enfermedades. La falta de voluntad, compromiso y proactividad del paciente, como se observa a menudo en la depresión, puede interferir en el éxito del tratamiento.
Mirando hacia el futuro: Cómo afrontar la migraña, la ansiedad y la depresión
Optimismo aprendido
En oposición directa a la indefensión aprendida se encuentra el optimismo aprendido. En contraste con el pesimismo y la falta de voluntad que rigen la indefensión aprendida, las personas optimistas utilizan la adversidad como una poderosa arma de crecimiento para lograr cambios beneficiosos a través de pensamientos y comportamientos intencionados y conscientes.
Al ver los contratiempos como vías de potencial y no como callejones sin salida, las personas optimistas toleran y afrontan los factores estresantes con mayor eficacia. No sólo experimentan menos estrés, sino que también son capaces de recuperarse de los factores estresantes con mayor rapidez. Además, menos agobio y desánimo dejan espacio para la resiliencia: un componente clave de la gestión de la enfermedad.6
Formación en resiliencia
La resiliencia se refiere a las estrategias y herramientas de afrontamiento utilizadas en momentos de dificultad. Aunque los estilos de personalidad innatos pueden diferir de una persona a otra, la resiliencia puede aprenderse y cultivarse independientemente de los antecedentes o las circunstancias.7
El desarrollo de la resiliencia, o el entrenamiento en resiliencia, actúa como amortiguador frente a los factores estresantes, y cuanto más resiliente te vuelvas, menos sufrimiento podrás soportar.
Entre las formas de aumentar la resiliencia se incluyen:
- educarse a sí mismo
- crear un sistema de apoyo
- aplicar cambios saludables en el estilo de vida
- incorporación de terapias conductuales
- desarrollar pasiones y propósitos fuera de la enfermedad
- participar en la promoción
Al liberarse de lo que ya no le sirve y dar la bienvenida a la positividad, las personas con migraña, ansiedad y depresión pueden navegar por la remisión y la recaída con mayor confianza, aumentando así la resiliencia y el optimismo.
Conclusión
La migraña y las enfermedades mentales comparten una relación bidireccional impulsada por la disfunción neurológica. El trastorno depresivo mayor y el trastorno de ansiedad generalizada, las enfermedades mentales más comunes dentro de la comunidad migrañosa, son cinco veces mayores en la población migrañosa que en la población general.
Aunque ciertos factores fisiológicos y ambientales aumentan el riesgo de desarrollar enfermedades mentales comórbidas, las indicaciones biológicas subyacentes crean condiciones propicias para la comorbilidad. La exposición al trauma y el aumento de la reactividad al estrés agravan estas implicaciones, lo que se traduce en una mayor discapacidad y angustia.
Reajustar la respuesta disfuncional al estrés presente en la migraña, la ansiedad y la depresión es primordial para el éxito del tratamiento. Gracias a la medicación y a las intervenciones conductuales, se pueden lograr avances significativos y desarrollar nuevas estrategias de afrontamiento. Cultivar la resiliencia y el optimismo aprendido a través de este proceso refuerza nuestra capacidad para manejar los factores estresantes y mejora nuestro bienestar.
Preguntas frecuentes
Recursos adicionales
- Para recursos de psicoterapia, biorretroalimentación y relajación, visite https://dawnbuse.com/resources/.
- Trastorno de estrés postraumático:
- Línea directa contra el suicidio:
- Línea Nacional de Prevención del Suicidio: Tel: 1-800-273-TALK (8255)
- Libros:
- "El libro de trabajo de relajación y reducción del estrés", de Martha Davis
- "La auténtica felicidad" de Martin E.P. Seligman
- "Optimismo aprendido: cómo cambiar tu mente y tu vida" de Martin E.P. Seligman
- Otros:
- Teoría PERMA de Martin E.P. Seligman para la felicidad y el bienestar
- Podcasts centrados en la migraña y la salud mental
- Cuestionarios de salud para pacientes con trastornos psicológicos
Los enlaces a organizaciones y artículos externos se facilitan únicamente con fines informativos y no implican respaldo alguno por parte de la Cumbre Mundial de la Migraña.